martes, 8 de julio de 2014

EDITORIAL


El origen de nuestra escuela, como todo origen, es confuso y complejo. Según la historia que redacta en 1934 el entonces director de la escuela, Juan Dalmiro Conde, el comienzo sería en 1914, cuando por resolución del Consejo Nacional de Educación se crea la Escuela N° 27 del C. E. 6, ubicada en Avenida Sáenz 127.

No obstante, en los años sucesivos ésta aparece con distintas denominaciones numéricas, respondiendo a veces a cambios de jurisdicción de los consejos escolares y otras, a causas inexplicables:

Escuela N° 27 C. E. 6, en febrero de 1914
Escuela N° 8 C. E. 19, en febrero de 1915
Escuela N° 2 C. E. 19, desde febrero de 1915
Escuela N° 8 C. E. 19, desde 1916
Escuela N° 10 C. E. 10, desde 1921 hasta el año 1934, en que recibe su actual numeración.

Aunque la escuela ya se había trasladado de su primitivo local de la calle Sáenz 127, para funcionar en la calle Boedo 1935, en el mes de septiembre de 1915. Y recién en el año 1931, por iniciativa del Consejo Nacional superior, se la bautiza con el nombre de “Provincia de Entre Ríos”, ceremonia a la que concurren, además de las autoridades escolares, el señor Ministro de Gobierno de la Provincia de Entre Ríos, el Círculo de Damas Entrerrianas y la Asociación General Justo José de Urquiza.

Pero eso no es todo, entre otros datos significativos, podemos agregar que la escuela tuvo distintas modalidades y categorizaciones, hasta que en 1968 se convirtió definitivamente en una Escuela de Jornada Completa. Y agregar, también, que a lo largo de los años el edificio ha sufrido algunas actualizaciones espaciales, que fueron surgiendo de acuerdo a las necesidades de cada época. Como, por ejemplo, por citar alguna, la incorporación del patio lindero, lote que se consiguió gracias al insistencia inclaudicable de los maestros, hace poco más de una década.

Bien, como verán, en el transcurso de estos 100 años, ha pasado mucha agua bajo el puente. Y gracias Dios, seguirá pasando. Porque somos muchos los que queremos ser parte de su Historia, de ese río que crece y no se detiene, que sigue su viaje para que en un futuro no muy lejano podamos decir con orgullo "que hemos estado aquí", aprendiendo o enseñando.

Por eso, para terminar, quisiera compartir un poema del gran poeta entrerriano Juan Laurentino Ortiz ("Juanele"), quien siempre supo ver al río como una fuente de inspiración. El río entendido como metáfora del tiempo, fiel consejero y reflejo de nosotros mismos. Aquí va...


Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
—¿Era yo el que regresaba?—
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río!

Ojalá, hoy, todos podamos sentir ese mismo río atravesándonos, al momento de celebrar estos 100 años.  Y que esta humilde Revista, como agua dulce, siga su curso y deje su testimonio... para seguir tejiendo la Historia de Nuestra Escuela.
A.S.P.


El barrio de nuestra Escuela